La vida oculta en la caja de nogal



Novela
Los secretos, las mentiras piadosas y las realidades ocultas son el legado de una madre a su hija. Eli, una fotógrafa, curiosa compulsiva, que será capaz de desenterrar muertos para atar todos los cabos sueltos del pasado. Sus hallazgos la llevarán a encontrar una serie de casualidades que la unirán entrañablemente con una mujer que no conoció: Elisa Renard, quien a través de sus crónicas narra su relación con un relojero, el flirteo con un soldado, su noviazgo secreto con Amado Nervo y el amor por su padre; un teniente coronel que participó en las fuerzas rebeldes para derrocar a Madero durante la Decena Trágica en México. Mujeres de varios amores que desafían las ataduras religiosas y morales para conquistar su derecho a ser libres. Las voces narrativas de La vida oculta en la caja de nogal no pretenden impresionar con complicados rebuscamientos intelectuales o narrativos. Sólo las conduce un agudo deseo de penetrar en lo recóndito de la condición humana. Amélie Olaiz ha publicado el libro de cuentos Aquí está tu cielo y el de minificciones Piedras de luna.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Reseña por Paola Jauffred Gorostiza



Paola Jauffred Gorostiza
20/junio/2013

Buenas tardes a todos. Les quiero platicar que cuando Amélie me pidió que presentara La vida oculta en la caja de nogal me encontré con que la gama de temas sobre los que podía hablar era vasta.

Podía abordar el asunto de la perspectiva femenina en referencia a los acontecimientos de la Decena trágica. Podía remitirme propiamente a la Decena trágica. Podía hablar de las familias mexicanas, de la intrincada madeja de historias por la que suelen estar conformadas y de cómo la identidad específica de un individuo puede ser moldeada por todas esas historias que hasta cierto punto le son ajenas. Podía hablar de la muerte y de cómo, vista desde cierto ángulo puede llegar a ser sólo una ilusión. Podía también tratar el tema de la reencarnación y de sus complicaciones metafísicas y filosóficas. Todos estos temas me parecieron interesantes y todos ellos están contenidos dentro de la novela. Pero, para mi sorpresa, elegí hablar de lo único que la novela no trata y que sin embargo es un tema inherente a ella. La peculiar  situación en que se encontrará todo lector ante La vida oculta en la caja de nogal. 

Me explico: Amélie Olaiz eligió la nada fácil tarea de escribir una novela en primera persona. Las dos protagonistas narran los eventos de sus vidas a través de sus respectivos diarios.

La primera, Elisa se llama, es una mujer de principios del siglo XX, hija de un militar antimaderista, restringida y ¿por qué no decirlo? victimizada,  no sólo por los duros tiempos que corrían sino por la cultura patriarcal a la que estaba sometida.

La segunda, nieta de la primera y también de nombre Elisa, es una mujer de finales del siglo XX, dueña de sí misma y libre de todos los prejuicios castrantes padecidos por su abuela. Ahora bien, el quid del asunto arranca cuando esta Elisa, la nieta, comienza a sospechar que ella es la reencarnación de su abuela.

Esta sospecha basada en sueños, sensaciones e intuiciones además de su gran parecido físico, es lo que determina lo que antes denominé como "la peculiar situación del lector".

La novela, ya lo dije, está escrita en primera persona. El lector no tiene un narrador omnisciente que le diga si debe creer o no en la sospecha de Elisa nieta. Amélie lo deja en total libertad de creer o no creer. La interpretación de los hechos será suya y por lo tanto la novela que leerá será la que él o ella determine.

Ya se sabe que no hay dos lectores iguales pero en el caso de La vida oculta en la caja de nogal el asunto puede llegar a ser contundente.

Así como hay dos Elisas, la novela de Amélie Olaiz dará lugar a dos principales vertientes de lectores: los que le creen a Elisa nieta y los que no. Digo principales vertientes porque también habrá otras, como por ejemplo la de los indecisos, que es a la que yo pertenezco.

Para el lector que crea en los argumentos y hallazgos de Elisa nieta la novela tendrá una única protagonista hablando desde ambos extremos del siglo XX. La opinión que le provocará Elisa nieta será muy distinta a la opinión que tendrá el lector escéptico.

Para este primer grupo de lectores, los que creen, la experiencia de abrir el libro y recorrer sus páginas llevará implícito el descubrimiento de que se encuentran más allá del tiempo lineal. Los eventos de los que serán partícipes, los del pasado y los del futuro, serán todos distintos ángulos del presente, diversos estadios de un solo fenómeno; la existencia de Elisa.

Cuentan los que saben de nigromancia y espiritismo que la razón por la que las almas de los muertos son capaces de predecir el futuro es porque una vez rebasada la barrera de la vida se trasciende el par de opuestos que marca la existencia carnal. El tiempo deja de tener un antes y un después, se convierte en un tiempo curvo en el que lo que sucedió, lo que sucede y lo que sucederá  acontece simultáneamente. Esta será "la peculiar situación del lector" que crea en las afirmaciones de Elisa. Él o ella, como los espíritus descarnados verá el correr simultáneo del pasado y del futuro convertido en un puro presente.

Permítanme dar un ejemplo. En determinado momento de la novela Elisa abuela se ve privada de un viaje a Europa como castigo por la mancha que sus actos han causado en el buen nombre de la familia. Elisa abuela queda hasta cierto punto sola en ese México revolucionario y revuelto que enmarca sus circunstancias y no hace sino soñar en los lugares que visita la  familia. Paralelamente Elisa nieta, que es ella misma, disfruta de un gozoso viaje a Italia en compañía de su amante y contempla precisamente aquello que la Elisa abuela sólo puede imaginar.

Amélie logra eso, coloca a su lector en un sitio desconocido, allá afuera del tiempo  tal y como lo percibimos.

Pero todavía más, para este lector no habrá camino de regreso. Al leer La vida oculta en la caja de nogal habrá participado solamente de un fragmento de lo que en realidad es una historia descomunal, eterna. Porque cuántas vidas precedieron la historia de Elisa y su reencarnación y cuántas vidas vendrán después. No hay un principio ni un final sólo este espacio que corresponde al presente. Joseph Campbell considera que él presente es la dimensión de lo eterno pero para no enredarme más en asuntos de índole  metafísico diré solamente que el lector, en este sentido, ocupará un asiento comparable al de Dios.

Ahora bien ¿qué es lo que verá el lector que no crea en los dichos de Elisa nieta? Primeramente no estará sólo, se verá acompañado por varios personajes dentro de la novela. Y de ninguna manera se irá con las manos vacías. Para él como para toda la gama de lectores, Amélie acuñó una estupenda recreación histórica con esmerados detalles que permiten sentir a aquella ciudad de México ya sólo recordada por abuelos o bisabuelos y recreada en algunas pinturas, algunas fotografías. La ansiedad experimentada por quienes vivieron de cerca la Decena trágica será palpable, los cañonazos retumbarán en sus oídos. Los héroes y villanos en los que se nos enseñó a creer, vistos de cerca cobrarán dimensiones distintas.

Las lectoras harán conciencia de lo privilegiada que resulta la vida actual: poder no casarse o casarse con quien se quiere, poder tener o no tener hijos, poder opinar, votar, tener una presencia propia. Quizá  valoren más los esfuerzos realizados por todas las mujeres que pugnaron para que nosotras pudiéramos vivir así, en libertad.

Una serie de reflexiones de tipo ético y filosófico serán expuestas por Elisa nieta para que sólo  los lectores, las respondan.

Tendrán seguramente que echar un vistazo, como Elisa nieta, al revoltijo de historias familiares que debieron suceder para que nosotros existiéramos. Y tal vez, eso ya no es responsabilidad de la autora, de ese vistazo podrán extraer alguna luz.

Creo sinceramente que lo que llegará a ser común a toda la gama de lectores será el descubrimiento de una novela inusual, arriesgada y absolutamente  honesta. Algo nuevo, una voz nueva, cosa que yo agradezco en lo personal. Muchas gracias Amélie y ojalá que todos ustedes disfruten de La vida oculta en la caja de nogal tanto como yo lo hice.


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